Eres rocío que acaricia mi alma
cuando las quimeras se disuelven en el quebranto,
¡eres promesa en el vacío de la madrugada
cuando el recuerdo golpea con su arrebato
en noches lúgubres que hieren y amargan
mientras despojas con tu risa el grisáceo
que tapiza a esta piel corroída en mil batallas
por amores disfrazados de hiel y desencanto!
Eres la brisa que roza mis albas
¡y los latidos de este corazón desbocado
que grita su hastío en medio de la nada
loco de ira, por seguir amando!
Eres... ¡eres!
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