Nací libre para condenarme a un sentimiento
que pregona quimeras engendradas en el alma,
¡obsequio mi esencia en el deleite de un beso
y de mi corazón, transfiero las alas,
pues el amor subyuga albedrío y vuelo
a una locura exquisita y amarga
donde nunca hay vencidos ni dueños
pero sí aguijones entre rosas blancas!
Y aún así, quiero sentir lo que siento,
¡porque soy amazona de tierras agitadas
que ofrenda su piel en el fervor de un cuerpo
aunque despierte huérfana, a la luz de alba!
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