Y voy creciendo aún entre tus sombras
en las angosturas de apetitos yermos,
¡y voy saciando los caprichos de mi alcoba
con el quimérico perfume de tu cuerpo
pues no supe sembrar mieles sobre auroras
para regalarte la savia de mis besos
en estos párpados que hoy te lloran
tras las orillas que preñaron hiel y deseo!
Y voy caminando aún sin la escolta
de ese amante que afanan mis versos.
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