Insomnes mis párpados de añorarte
en cada madrugada vacía de tu beso,
¡imploro a la vida la concesión de volver a amarte
porque sin tu esencia, siento que muero
en esta carencia del ardor de tu sangre
con la que sellé eternos cada poro de mi cuerpo
sintiéndote gozoso en los silencios de mis instantes
e ilustre huésped entre el murmullo de estos versos!
Extenuadas mis palabras de tanto hablarte
¡por esta garganta, baldía de tu aliento!
No hay impulso que mi pena acalle
¡en otro crepúsculo, viudo de su cielo!
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