En el discurrir fatigado de mis huellas
¡hallé tu esencia, tras la cosecha de un invierno
que abrigó escarchas con el furor de su candela
y sembró de antojos los caprichos de mi cuerpo!
Aquí permanezco a la espera
para silenciar tus quebrantos con un beso,
¡seré en ti perenne primavera
obsequiándote las venturas de mi pecho
el que por ti, late y exaspera
en las soledades que paladean tu recuerdo
imaginándote concurriendo el empeño de mis caderas
cual marinero prendado, de amores diestro!
Y seré fuego en tu hoguera
¡exquisito paladar de esos labios aventureros!
Y serás infinita quimera
¡noche tras noche, en el regocijo del deseo!
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