hurgando apetitos en estos labios desiertos,
¡ya no callo lo mucho que te anhelo
entre las humedades solitarias de mis deseos
adormecido cada noche sobre mi cuerpo,
perpetuado en los pálpitos de este pecho
donde adherimos pieles beso a beso
y culminamos pasiones en el éxtasis de nuestro fuego!
Ya no callo lo mucho que te pienso
bosquejando los gozos que un día nos unieron,
¡ya no callo la voz de mis empeños
pues ardo sola, en el tapiz de tu recuerdo!
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