Amaneciendo en la lágrima de tu recuerdo
tras la ausencia en otra huérfana madrugada,
¡ya no sé si arrancarme esto que siento
o latir en ti, alma con alma,
porque en esta soledad me hospedo y desespero
sabiéndote lejos de la efervescencia de mis sábanas,
turbando los besos tras el silencio
de un corazón que grita lo que ama!
Y puedo quedarme con los brazos llenos
¡si hoy te nombro y alejas la mirada!
Pues ya no sé si es que acaso resuena el eco
¡cuando muere la tarde... y no somos nada!
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