Arrímate a mi estela para empaparte de mi candidez.
Alimenta tus desdenes de la tibieza de mis ansias
y consuela la sed de tu espíritu en el manantial de mi quehacer.
(.....)
Recuérdame en el silencio de tu alcoba.
Búscame en las huellas que he trazado sobre tu pecho.
Desnúdame en un desorden pasional sin término.
Más no intentes arrestarme en la calidez de tu regazo...
Soy pajarillo airoso que a la libertad tiene por amo.
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