Con esa osadía que arrecia de tus labios hacia mi cuerpo,
tiembla impetuosa la nostalgia entre anocheceres obsoletos
donde la soledad culminaba el engendro de un silencio sin término.
¡Germina el pálpito de un corazón pasional y nuevo!
¡Se obstruyen, inexorablemente, temores de lamentos
en una mañana límpida agorera de aires frescos
y de amores incipientes en unos labios que arrecian en mi cuerpo!
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