Ven a mí
regálame la primavera que ofrenda tu beso,
¡silénciame con el lenguaje atrayente de tu cuerpo
y con las cadencias seductoras de anhelos
que rigen tus pausas, pero también tus contoneos
sobre esta piel que espera el advenimiento de tu jadeo!
Ven a mí
que te absorberé entre manantiales de deseos,
¡recogeré la savia que germine de tu hiel y mi empeño
para costudiar las noches en que te pienso
soslayando las vertientes punzantes del recuerdo
en los placeres desbocados de mi codicia y tu desenfreno!
Ven a mí
que solo quiero darte lo que no tengo.
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