MUNDO

Allí hay un niño que llora de hambre
¡y gime a la vida la condena de la pobreza
gritando su agonía en las paredes de la calle
sobre otra luna que sufre de pena!

Allí un anciano solloza el desaire
¡y lamenta al tiempo el escozor de su tristeza
confesando en silencio el dolor de las soledades
sobre una espina encallada a un alma que pesa!

Y yo tengo dos manos para ayudarles
¡y tú tienes abrigo que sabe a primavera!
Juntemos corazones repletos de humildades
¡que a todos nos circula sangre por las venas!

Soy humano que no solo destila maldades
¡y que también llora los equívocos de sus huellas!