Súbitamente arrancas la mitad de mi ser
con el poder que te otorga el sentimiento;
¡piedad,claman los albores de mis entrañas;
piedad,no ahondes tanto en la herida que aún tengo
y que sangra cual manantial de agua fresca
para nutrir a todo el río que se arrastra por mis venas!
Esclava de tu compañía,
más no esclavizada en ella...
Hoy rompo las cadenas que ayer se forjaron
para abrir la ventana a un alma libre y serena
que aúna fuerza y valentía supremas
a sabiendas que sigues ahí,escarbando entre treinta y cuatro primaveras.
A ti,
amor eterno de mujer entera.
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