Olvido la desmesurada pasión que nos embriagó.
Olvido la infinitud de besos que dejaste reposar sobre mis senos.
Olvido el circunloquio impreciso de tus inútiles versos,
la estampa sobria de tu malogrado desprecio;
el ambiguo anhelo de conquistar lo eterno...
Olvido el soslayo de tu ausencia.
Revivo la jubilosa algazara de mi existencia.
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