Estoy esclavizada en un monótono devenir.
Sentada sobre el reflejo del espejo del ayer
se ilumina tu imagen incandescente entre las palmas de mis agotadas manos.
Oigo tu respiración que intenta silenciar a esta angustia
que desborda la locuacidad de mi existencia.
Siento tu piel sobre la mía y tu cabello reposando en mi pecho.
Siento el aliento de aquellas palabras que nunca perecieron.
Te siento suspendido en un instante y flotante entre mis deseos...
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