No me doblego ante tu insistente asedio.
No minimizas mis aspiraciones,
como tampoco agudizas mis miedos.
¡No se disipan mis humildes composiciones,
no se condensan mis anhelos,
no se mitigan mis incipientes ilusiones
ni se dispersan mis férreos pensamientos!
Ahora, puedes desistir en tu empeño...
No me exasperas, pues no te siento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario