El almíbar de tus labios resbaló,
en una hojarasca impregada de sequía
que absorbió con ansias el tic-tac del reloj,
dejando a mi boca deshaucida de su guarida.
Y hoy bebo de aguas tóxicas
en el pantano alocado del pasado,
cuando en una hojarasca impregnada de sequía
resbaló el almíbar de tus labios.
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