De tanto amarte en soledad
me encomiendo al olvido,
que se resiste furibundo
a adueñarse de mi espíritu,
y no hace más que construir cadenas
que desangran y atizan la condena
de encomendarme a un olvido furibundo
de amarte fiel hasta el desprendimiento de mis letras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario