En la vorágine cruel de mis recuerdos
y en la hecatombe sórdida de mis pensamientos,
aparece tu nombre aireando unos lamentos
que a veces se convierten en llantos cautivos
y otras en marejadas de silencios,
y que sólo retornan a un limitado olvido
cuando renace tu nombre bajo una brisa de besos.
Y se desliza mi pesadumbre entre la cavidad de tus dedos,
¡Se desmoraliza la pasividad de este espíritu discreto
hacia horizontes candentes y láminas de fuego
que agitan y retuercen a una vorágine cruel y furibunda;
hecatombe sórdida de pensamientos y recuerdos!
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