Maldita ansiedad
de noches dormidas sobre cenizas,
de auroras conquistadas desde la desidia
en un cuerpo huérfano y deshabitado de caricias
que duele su castigo en misivas clandestinas
mientras que se adolecen mis huesos en la tortura acérrima de esta vida.
Maldito invierno
que hielas pasiones y entibias sentimientos,
¡Qué destrozas ilusiones entre versos muertos,
que adormeces deseos y enfrías desconsuelos
para limar las asperezas cautivadas bajo el designio sigiloso del tiempo!
Maldito silencio
que encadenas la verdad de mi destierro
a encallar su socorro en otro puerto,
¡A machacar sus heridas sobre mares gélidos,
a romper su agonía entre frágiles anhelos
para dispersar su llanto entre aires tóxicos y vapores fétidos!
Maldita ansiedad,
maldito invierno,
¡Maldito silencio,
maldito desvelo,
malditas pausas caprichosas que sucumbieron en tu lecho
corroyendo las mieles y el almíbar que anidaban nuestros besos!
Maldito consuelo,
malditas caricias a destiempo...
El olvidó denegó tu regreso
en el pasaporte irrefutable hacia amores obsoletos.
¡Maldito infierno,
el de amar a expensas de la esfera inequívoca de tus dedos!
Bendito "te quiero".
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