A veces la mejor manera de amar
es renunciando al amor,
volver la mirada hacia otro lugar,
silenciar los alaridos del corazón,
abrigar los deseos en el viejo desván
y cerrar los candados frágiles de la pasión.
A veces la mejor manera de amar
es observarte de lejos desde un rincón,
absorber tus lamentos en soledad
y maniatar al torrente huracanado que fluye en nuestro interior.
Porque sufres y escuece este amor,
¡Porque la vida no quiere que seamos uno, sino dos,
porque eres los ojos del viento, el tallo sin flor,
una hoja perdida en medio del desierto
y un volcán tórrido en plena ebullición!
A veces la mejor manera de amar
es activando las luces de la razón,
sentarse en la cuneta y respirar
lo que fue carne en tus labios y lo que el viento finalmente se llevó.
A veces la mejor manera de amar
es condenando al sentimiento al amarre inviable de su calor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario