Hoy no opongo reparo
en adentrarme en tu cuerpo,
explorar tus cadencias entre mis brazos,
desmelenar con soberbia mi deseo,
naufragar ardiente sobre tu barco,
sentenciar esa boca en mi beso,
¡Anteponer la lujuria al reparo,
lamer tu ansia en mi desenfreno,
asir tu hiel y tus manos,
caminar a tientas por tu cabello,
endeudar mi piel a tu amparo
y enrevesar mi hastío con ese veneno
que me enerva, entre dientes y descaros,
a encadenar mi vida en la punta de un dardo
donde tú eres la diana, objetivo primero de mi piel y mi fuego!
Hoy no opongo reparo
en codiciar el tesoro que albergas, furibundo, entre la hendidura estrecha de tus páramos.
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