Todo transcurre, nace y muere en esta efímera existencia,
somos materia orgánica que fenece donde acaba el camino.
Todo se congrega y se disgrega para que permanezca la esencia
en la superficie de nuestros pozos difuntos y activos.
Todo es la vida en el instante exacto del tiempo,
todo es la parte y la parte es el todo del momento,
todo se coagula en la palabra "todo" tan vacía de sustento
porque todo es la nada y a la vez el completo.
Todo se riega de ilusiones anodinas en un campo yerto
porque todo se diluye en la espontaneidad de un suspiro, un lamento.
Todo se colma de emociones, decepciones, dolores y sentimientos
porque todo permanece hasta la sepultura inevitable de nuestros senderos.
Todo es la palabra frágil que navega al compás del viento.
Todo es la sustancia ingrávida que se balancea en el triunfo ineluctable del subsuelo.
Todo.
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