Allí,
escucho los gemidos de mi deshonra.
Aquí,
lamo los temores hechiceros entre auroras.
Allí,
palpo las caricias enredadas en tu alcoba.
Aquí,
se clavan alfileres bautizados en la sombra.
Soy la esclava de los dientes que mordieron silencios y amapolas,
el cuchillo afilado anclado en el alféizar de tu ventanal,
soy el eco huérfano de alabanzas y glorias,
la brisa tóxica y alérgica que asfixia el respirar.
Allí,
lloro los sobornos edulcorados de mi boca.
Aquí,
repliego mis alas y empino mi hondo expiar.
Soy la hipótesis reacia a la confirmación de tu impronta,
el vino amargo que se enturbia en su propio paladar,
el chiste sin sonrisas del payaso derruido en la sorna
y la clavija rota y exhausta del reloj que detuvo su transitar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario