Aún recuerdo las fogatas incendiarias de nuestras pieles
retorciendo sus ansias en fusiones y cadencias,
aún recuerdo miradas cómplices de anhelos y nieves
en los bagajes entibiados de tu inconfundible estela.
Aún recuerdo los gozos extasiados en jadeos y quimeras
cuando las manos dibujaban retazos de silencios,
aún recuerdo dos labios atemperando escarchas y mareas
cuando el destino aireaba el colofón de nuestro tiempo.
Y hoy te veo,
y existen pálpitos joviales en mi pecho,
¡Y hay canciones en los páramos desiertos,
y nacen rosas en los cadáveres de crisantemos,
y tiemblan las sombras que auguraron tu destierro,
y fallece el divorcio de tu "adiós" y mi lamento!
Aún recuerdo
que soy mendigo de tu boca si pronuncias un "te quiero".
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