solo hallo tu savia transitando por mi recuerdo
como anhelando implantarse perenne sobre mi alcoba
retozando tus ansisas en las vertientes de mi cuerpo
volviendo tus dedos a sentenciar mi ahora
disolviendo la angustia de voraces lamentos
porque en esos instantes de soledades espaciosas
una voz dice que en mi rostro sigue lloviendo
cuando revoleteé cual frágil mariposa
por todas las orillas de tu puerto.
Y terminé sacudiendo tu aroma
creyéndome libre en un robusto sentimiento.
Y sentencié mi adiós en esa aurora
equivocándome entre pálpitos resonando en el silencio.
Porque fuieste algo más que el éxtasis de una hora
mientras mis ojos no miraban la luz de tu cielo.
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