Mastiqué la añoranza de tu huida
consolándome en ofrendas relegadas al recuerdo
¡Desnudé mi rostro concediendo al cielo esta desidia
cuando exhibí el ardid infecto de tu juego
entre hipócritas sábanas pletóricas de mentiras
mientras mis ojos se anudaban al silencio
exprimiendo el vaho corrupto de otra despedida
ignorando pálpitos de atildados besos
que retraídos lamían las heridas
de insomnes retiros y encierros!
Bisoños ecos aclaman mi partida
hacia un ahora... sin el paladar de tu lamento.
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