Y si te vas
con los surcos pronunciados de mis besos,
¡no peregrines auroras sobre mi cuerpo
ni la savia que te entregué en la hendidura del deseo
porque soy unicidad sobre tu boca y entre mis versos
irrebatible amante en los pliegues de mi lecho
sabiéndome devoradora de carnes, pero también de lamentos
para sacudir mis alas al compás de otros vientos!
Y si te vas
con las mareas fecundas de mi anhelo,
¡no aúlles la zozobra del desacierto
cuando solo seas ave que enaltece un frágil recuerdo!
Y si te vas
¡evócame!, porque hemos sido algo más que un sueño.
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