¡y te hallé en la penumbra que destila un sueño!
queriendo abrazar un halo de esperanza
en las estancias marchitas de mis labios.
Pensé las horas que suspiré encontrarte
¡grité los momentos insípidos por tu ausencia!
mas el eco de la gloria acechaba en el tiempo
que solo quiso besarme con la perseverancia.
Y nos fundimos entre las agonías de dilaciones pretéritas
para conjugarnos en un enlace de almas
¡y nos mezclamos sobre la exigencia de un solo cuerpo
respirando los gozos que antaño expiraron
en las esquinas falaces que negaban tu existencia!
Hoy somos carne latiendo un sentimiento
resguardado de aquel silencio que llora.
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