¡Nadé por ríos y mares turbulentos,
me estanqué en la orilla del pasado,
acometí delitos indemnes en el trámite de una brisa
que rompió mi carrera vertiginosa en un ahogo apaisado
por el escozor impenetrable de tu rostro desnudo en mi regazo!
Quise abarcar la esencia del firmamento en la asfixia de un beso.
¡Estrujé cruelmente a estos sentimientos preñados
de ilusiones férreas que te mantenían maniatado
a la firme condena de amarme fiel cual perro a su amo!
Me propuse esquivar otra espina bajo la custodia de un suspiro.
¡Ahuyenté fantasmas dadivosos para esclavizarme en tu costado
y ahondé, con el ímpetu soberbio de un ente desquiciado,
en la fosa candente del suburbio de tus labios!
Y quise adueñarme de la luna en un anhelo estrellado
en el recodo del silencio, donde duerme la quietud imperturbable
de un torpe recuerdo soslayado,
por la lejanía cruel y sanguinaria de tu inútil desamparo.
Hoy, transeúnte inmaculado en la soledad perenne de tan vil agravio
busco la esencia que delimita mi existir, entre la estrecha y fina cavidad de tan sólo un verso desgarrado.
Y me hallo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario