De tanto escarbar en el ayer
se me cayó de súbito el ahora.
Tiemblan mis manos antes de enmudecer
en el torpe silencio que requiere la demora,
de deshojar margaritas en la esquina del pasado
y de romper siluetas difusas de una memoria
que anda dislocada entre el sendero del ayer y la persistencia del ahora.
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