en un idilio apasionado,
que se prolongue hasta el término inevitable
de ese "adiós" que se perfilará en mis labios.
Quiero recorrer todos su lugares,
¡Descubrir los misterios transversales
que en ella se esconden,
tímidos y plausibles,
desde tiempos ancestrales!
Quiero besar su frente y calmar sus ansiedades.
¡Dibujarme en el contorno de su incandescencia
y contonearme entre frugales luces nuevas
para depositar la firma de mi huella,
sobre el destello soterrado de esa estrella
que quiere acompañarla en la llegada de la noche,
para brillar en conjunto pero a su firme estela!
Quiero morir luego en su efervescencia
y saber que mi esencia permanece ahí,
en el cobijo perenne pero encapsulado
de un romance idílico que mantuvo mi alma con otra luna llena.
Y guardar las cenizas de mi existencia
entre el resplandor nocturno de su consistente permanencia...
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