Sobran las excusas inconsistentes
y los besos ingrávidos que depositaste a la estela de mi regazo.
No quiero el calor embustero de tus brazos
ni la falacia que se escurre de unos labios enjugados
en la saliva de otra boca que no es la mía, sino la de mi desengaño,
en el fruto de otro pozo de agua fría, donde naufragaron esta noche los sueños forjados
bajo la impermeabilidad de un sentimiento que engendré en tu descaro
cuando se posaron tus ojos vacíos en la angostura sobria de mi limpio amparo.
No deseo explicaciones incoherentes para solventar tu maltrato,
¡No más palabras agitadas a un viento tóxico que golpea impasible a estos párpados castigados
por la desidia descarada e impertinente
que te condujo, entre mis lágrimas, hacia la orilla equivocada e imperdonable de las huellas del pasado,
donde hoy reposa mi angustia en el regocijo de unos versos sin sustrato!
Ya no quiero tus besos envenenados
ni la asfixia tortuosa de un abrazo sin dueño, sin amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario