arrullo tu cabello con guantes tejidos de fina seda
para después besar la sobriedad de tu huella
y yacer apaisada sobre tu lecho engendrando una vida nueva.
Nacen en mi vientre vertientes acomodadas a tu deseo
y se equilibra la balanza en la zozobra del tiempo,
mientras que esta lluvia plácida penetra sobre mi cuerpo
augurando tu llegada entre los confines inmediatos de mi puerto.
Desemboca tu esencia unívoca en unas nalgas desnudas de miedos,
cubiertas de fuego,
doblegadas fielmente a tus anhelos,
arrebatadas cruelmente de las garras del recuerdo...
Y deslizo sutilmente sobre mi sexo
la humedad de tus labios que se atreven con el desafío del silencio
para romperme en ti y estrellar a la soledad sobre tu desnudo pecho
amoldado, asintóticamente aún, a los antojos febriles de mis dedos.
Extinguimos la pasión entre pausas furtivas y caricias a destiempo...
Preparamos al corazón para la inminente premura de un nuevo sentimiento.
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