Te perdí...
Hoy grito entre estas cuatro paredes
teniendo al silencio por testigo,
dehojando mis lágrimas entre sábanas toscas
y entre agónicos alaridos,
los mismos que me recuerdan que ya te has ido
porque no supe mantener el calor
que cosechaba tu corazón y el mío.
Soy esclava de tu recuerdo,
mendigo huérfano de tus besos,
que aclama tu nombre bajo un silencio testaferro
entre los gritos de cuatro paredes,
donde tú y yo nos disolvemos.
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