Cuídame

Cuídame cuando caiga la tarde
y no tenga chaqueta para abrigarme.

Cuídame cuando el silencio calle
en la soledad furibunda de versos retozando sobre el aire,
cuídame cuando la noche oscura sobre mi vientre se instale
y no haya fórmula para derrotar sus límites transversales.

Cuídame cuando duerma otra aurora sobre desérticos pastizales
y no exista agua fresca para nutrir esa tierra que desflora sus lagrimales,
cuídame cuando la luna repose perpetua en la orilla de un cauce
que extravía su caudal entre proezas de horizontes y emancipados arenales.

Cuídame cuando no exista la palabra en el lenguaje,
¡Cuándo el viento escupa su último hálito de sangre
y se instale la letanía de recuerdos hirientes esculpidos de tu semblante
para abrigarme del frío con esta chaqueta, cuando caiga la tarde!

Cuídame cuando el olvido
me susurre que ha venido para olvidarte.