Cansan las orillas estrelladas sobre rocas,
los pétalos sangrantes estrangulados sobre el suelo,
la escalada de cornisas elevadas y angostas,
las promesas incumplidas que un día nos unieron.
Cansa el momento disfrazado de amapola,
el verso prisionerio en el cenit fulminante de tu boca,
las cápsulas intoxicadas de sustancias venenosas,
el tiempo agonizado en la lluvia de tu alcoba.
Cansa la aurora revestida de nubes borrascosas,
¡Cansa tu recuerdo devorando risas y pasiones rotas,
cansa mi abúlica memoria,
todo lo que escapó del ayer y del ahora,
la rebeldía intransigente del olvido en el circunloquio que evapora
las palabras intercambiadas cuando éramos nosotros degustando viñas y rosas rojas!
Cansa la catarsis prolongada en el desierto de besos y caracolas.
Cansa la arritmia de tus pasos cautivos en una torpe y lánguida nebulosa.
Cansan las rocas lastimando a unos pies desnudos
cuando el silencio vomita su último halo de zozobra.
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