Parece ser

Aún ahoga el aire de tu ausencia en estos ojos rotos de lluvia.
Parece ser que la tarde se instaló definitivamente entre tu boca y la mía,
que el anochecer precipitó su escarcha sobre las vertientes conquistadas;
parece ser que han ensordecido tus oídos y quedan mutiladas mis plegarias
en un aletargado discurrir del tiempo, verdugo de amores y sabio de palabras.

Han quedado abiertos los balcones primaverales del olvido,
las hojas frescas y secas de nuestras amapolas lloran tu añoranza,
¡Parecer ser que nuestro lecho, desierto de cuerpos y gemidos,
aclama sábanas limpias de tus huellas disecadas en esta cruel nostalgia!

Mis sentidos ya no escuchan tus versos, ni tu murmullo se hace eco del mío.
¡Parece ser que estos dedos rajaron el eslabón que separaba la distancia
y que hoy la eterniza, consistente, entre tu exasperación y un fatigado suspiro!

Parece ser que el alba grisácea se implanta en esta gélida mañana.
Parece ser que un lobo hambriento sació su voraz apetito entre tu piel y mi delirio.