Juega a tientas en el escondite de mi deseo,
¡Calma a estas ansias depredadoras de fuego,
despista sobre mi vientre las amenazas del silencio
y firma la pausa necesaria sobre los albores del tiempo!
Quiero que custodies las humedades de mi sexo
para perpetuar fusiones impasibles sobre el viento,
sembrar orillas y deslices en mi puerto,
¡Anhelar la mirada trémula de tan sólo este momento
y cosechar placeres y almíbares en la conjunción insaciable de nuestros cuerpos!
Fecunda el aire que respira hiel y estériles lamentos,
haz que goce el recuerdo, que tiemblen mis nalgas entre tus dedos
pues hoy necesito ser mujer de rocas y cemento
en la vertiente aguda y pronuncianda de la cornisa inalcazable de tu beso.
Juegas tentando el paradero de este deseo
cuando despunta el alba una cicatriz adherente a tu miel y mis asonantes versos.
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