Piénsame en un suspiro
arañando deseos entre carnes desnudas.
¡Recréame en los trasiegos de tu camino
como hondonada de calma y lluvia
empapando de mi savia el vigor de tus delirios
ignorando de la orbe hiel y calumnias
mientras libamos la candela de nuestro nimbo
en cánticos sempiternos con las pasiones que nos acunan!
Llévame en la cavidad pétrea de un beso desnutrido
que soy saliva lozana que nunca caduca.
Y dame el candor perpetuo de tu abrigo
¡en esta vorágine de empeños, que inhalamos sin mesura!
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