Entre los acordes desafinados del silencio
tanteo ficciones... y te espero.
Te espero en los regodeos que claman mis versos
¡En cada paso vagabundo de sustentos
en las orillas clandestinas de abundantes océanos
en las brumas comburentes que sondean mis senos
en los poros dilatados hambrientos de deseos
en las níveas amapolas que germinan sobre un beso
en los compases presurosos de mi vientre y tu cuerpo
en la auroras boreales de este prematuro invierno!
Y te espero
con la mirada esclarecida y el corazón abierto.
¡Te espero!
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