Si hoy madrugo los antojos de tu boca
¡déjame desnuda sobre el paladar de ese sueño
para inhalar la seductora savia que me invoca
a rociarme entera con el capricho de tu deseo
siendo de tu campiña abierta amapola
y ninfa inquisidora del tesoro de tus océanos
donde flameo las fogatas de mi alcoba
para surcar las vertientes de tu anhelo!
Y si hoy pernocto el desmayo de tu boca
¡acicálame con claveles, que en tu vergel despierto!
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